REDUCIR SU CONSUMO AYUDA MÁS DE LO QUE PIENSAS
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Con la llegada del calor, aumenta el consumo de bebidas frías y refrescos. A primera vista, parecen una opción tentadora para combatir la sensación de calor o acompañar comidas ligeras. Pero, ¿qué hay detrás de esta aparente solución refrescante?
¿Qué contienen realmente los refrescos?
La mayoría de refrescos comerciales contienen cantidades muy elevadas de azúcar, edulcorantes artificiales o cafeína, además de gases carbónicos y aditivos químicos como conservantes y colorantes. Aunque su sabor pueda resultar agradable, sus efectos sobre el organismo no lo son tanto.
Consecuencias para la salud
Un consumo habitual o excesivo de refrescos puede tener múltiples repercusiones:
- Deshidratación encubierta: aunque sean líquidos, muchos refrescos tienen un efecto diurético y no hidratan adecuadamente. No sustituyen el agua.
- Aumento de peso: una sola lata puede contener entre 7 y 10 cucharaditas de azúcar. En verano, su consumo repetido puede favorecer el aumento de grasa corporal.
- Pérdida de minerales: los fosfatos que contienen pueden alterar el equilibrio del calcio y favorecer la desmineralización ósea.
- Riesgo metabólico: aumentan la probabilidad de desarrollar resistencia a la insulina, diabetes tipo 2 y síndrome metabólico.
- Agresión dental: la acidez y el azúcar erosionan el esmalte dental, favoreciendo la aparición de caries y sensibilidad.
- Edulcorantes artificiales y microbiota: aunque no tienen calorías, algunos edulcorantes como el aspartamo o la sucralosa pueden alterar la microbiota intestinal, provocar hinchazón abdominal y afectar negativamente la tolerancia a la glucosa en personas sensibles.
ALTERNATIVAS MÁS SALUDABLES
Si buscas opciones refrescantes y más beneficiosas para el organismo, te recomendamos:
- Agua con limón o infusiones frías
- Aguas infusionadas con fruta natural (fresa, pepino, menta…)
- Tés fríos sin azúcar
- Smoothies de fruta natural con agua o bebida vegetal
Los refrescos pueden formar parte de un consumo ocasional, pero no son una buena fuente de hidratación ni un hábito recomendable a largo plazo. En verano, cuando la necesidad de hidratación es mayor, es importante priorizar bebidas que realmente nutran y cuiden el cuerpo.
Dr. David Moriscot