Después de la realización de cada tratamiento es necesario aplicar una crema reparadora. En nuestro centro recomendamos el uso de aloe vera durante las primeras horas y días. En algunos casos el médico puede recomendar el uso de otro tipo de quema.
Durante las 2-3 semanas posteriores al tratamiento, el pelo de la zona tratada caerá. Esto puede dar la falsa sensación de que está creciendo pelo y que hay más, puesto que los pelos quemados son de color negro. Podemos acelerar este proceso a través de una ligera fricción con un guante de crin. En caso de que no se produzca la caída del pelo, esto puede deberse a que los parámetros utilizados no han sido correctos, como por ejemplo utilizar una energía más baja de lo que correspondería. Por eso es recomendable realizar la depilación en un centro médico, ya que sólo un médico puede utilizar un equipo láser de alta potencia como los utilizados en depilación.
La caída de todos los pelos va seguida de un período variable de entre 4-8 semanas según la zona tratada, durante el cual no se detecta pelo en la zona. Cuando el pelo que estaba en fase de reposo en el momento de la realización de la depilación se activa, vuelve a aparecer pelo en la zona, aunque en menor cantidad y es el momento de realizar un nuevo tratamiento o sesión. El proceso se repite periódicamente hasta la desaparición casi completa del pelo de la zona. Cuando quedan pocos pelos, puede aumentar la dificultad para eliminarlos. En algunos casos se puede utilizar la depilación eléctrica.